martes, 14 de junio de 2011

¡Pa-pa-parazzi!

Hoy, como cada mañana de lunes a viernes, me he levantado a las 7 y, mientras veía el Informativo, he alucinado bastante. ¿Por qué? Por Gallardón.
Parece que al alcalde de Madrid se le acumulan los problemas: primero, la acampada del movimiento 15 M en la capital española y ahora la persecución de paparazzis. Me explico: Resulta que Gallardón ha prohibido las actuaciones en el barrio madrileño de Chueca durante las fiestas del Orgullo Gay. Ésto ha provocado que algunas personas, ya sea porque estaban aburridos en sus casas (que no lo creo) o para reclamar el derecho de festejar en un barrio que se ha convertido en un símbolo del colectivo homosexual.
Los "paparazzis" comenzaron con una cacerolada en el barrio de Chueca y, como veían que no tenían demasiado éxito, decidieron trasladarse hasta la vivienda del alcalde que, como es obvio, se cogió un buen mosqueo.
Por una parte, entiendo que haya personas que no quieran que se prohíban actuaciones en el barrio de Chueca (tendrán sus motivos) y que se quieran hacer oír pero, ¿de verdad hace falta traspasar la fina línea que separa el derecho del respeto a los demás? Me pregunto cómo les sentaría a estos cacelorelos que les pitaran delante de su casa. Vale que seas un personaje público, pero todos tenemos el derecho a la privacidad y sólo puedo catalogar este hecho con una palabra: lamentable.
La FELGTB ha condenado estos hechos y se exculpa de cualquier tipo de responsabilidad, al igual que los organizadores de las fiestas del Orgullo Gay, que declaran que se está intentando llegar a un acuerdo con el ayuntamiento.
Menos pitidos y más diálogo, que lo único que han conseguido los paparazzis con su actitud es hacer el ridículo y poner en evidencia a un sector que no tiene nada que ver.

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